Dia 11 - Vuelo a Japon
Primero comentar que no nos hemos podido conectar antes a Internet debido a que en Kawachinagano y Koyasan no ha habido forma. Pondremos varios días de golpe y tal vez haya otra pausa cuando estemos en Fujisan.
A las 6:30 estábamos en Barajas, tras dar unas cuantas vueltas innecesarias antes de encontrar nuestra ventanilla de facturación (y eso que era la Terminal 1, y no la 4, de la que hay hasta tutoriales en Internet). Íbamos con horas de sobra, pues nuestro vuelo salía a las 11:55 y aún así si nos descuidamos un poco más somos capaces de perdernos el vuelo. A eso de las 10 y media nos enteramos de que no estábamos donde nuestra puerta de embarque (era las otras “C”, aunque a saber como podríamos adivinarlo, pues no lo sabían ni los de la compañía), y nos echaron a través de un túnel secreto que para encontrar la salida tenías que acordarte de una parrafada de 10 minutos (ve al final, luego sube a la derecha, cruza la sala no seque, baja a la izquierda, cruza la sala 1, sube al 1º piso, para al final salir a donde estábamos al principio y volver a empezar).
Total, tras muchas vueltas y volver a ser cacheados, y asegurarnos el guardia que a la 3ª había premio, nos sentamos ante nuestra puerta de embarque con media hora larga por delante. Cuando vimos el avión de Alitalia ya nos entró el miedo de que fuera ese para todo el trayecto, pues tenía pinta de ser menos cómodo que una cama de púas y de no poder volar hasta Milán siquiera sin perder al menos un motor por el camino.
Una vez dentro comprobamos lo cutre que realmente era, se movía más que una cafetera, y los asientos parecían de un autobús de hace 20 años que hiciera el trayecto Valdeburro – Villa de Pera. Por suerte este viaje sólo duraba 1:45, aunque los traqueteos del avión daban una sensación de mareo como no conseguiríamos volando en el siguiente. Parecía resentirse cada vez que chocaba contra una nube. Yo me entretuve haciendo un Sudoku gigantesco que ocupaba toda una página de periódico, mientras Ryotaro repasaba kanjis y Neovan jugaba a la DS y dormía la mona.
Una vez en Italia y tras llevarnos a la Terminal en un autobús cutre, nos encontramos intentando buscar las salidas de ese aeropuerto entre los carteles en Inglés e Italiano. Pero no conseguíamos encontrar nada que le hiciera referente y al final tuvimos que preguntar a una chica que pasaba por allí (no había ningún punto de información cerca) y suerte que sabía Inglés y nos indicó el camino correcto (indicado por un cartel de 20x20 cm escondido detrás de una columna).
Ya delante de la puerta de embarque y rodeados de nipones por todos lados (salía un vuelto a Tokyo y otro a Osaka casi al mismo tiempo), nos enteramos de que el vuelo se había retrasado unos 20 minutos por razones técnicas (dado el nivel de inglés de los italianos que nos cruzamos, posiblemente no se entenderían con el inglés de los japos, que todos sabemos como son). Por suerte este trayecto del vuelo era en colaboración con JAL (Japan Airlines) y el avión era una puta máquina, impresionante para lo poco por lo que habíamos conseguido el billete.
Sólo entrar nos quedamos flipados de la diferencia tecnológica con el anterior avión y con cualquiera que hubiéramos visto. Cada asiento tenía delante una pequeña pantalla que se manejaba con un mando que se sacaba del reposabrazos al que apodamos wiimando, por un lado mando de SNES con indicador digital y por el otro lado un teléfono. Al principio en la pantalla sólo se veía el recorrido del avión en un mapa del mundo por GPS con diferentes zooms, e información acerca de la velocidad de vuelto, altura, etc. Una vez terminado el despegue (y menudo despegue, pasamos a 11 Km. de altitud sin apenas notar ningún efecto, al contrario que en el cacharro anterior), podías escuchar música, ver películas (algunas en español incluso), jugar a juegos (nada especial realmente) y alguna cosita más. Nos repartieron una mantita verde y una almohada para dormir durante el viaje mucho más cómodamente, cosa que no me esperaba la verdad. Las azafat@s eran casi todos italianos, incluyendo al mariposón que solía atendernos, excepto una japonesa, llamada Rika, que hacía honor a su nombre y a la que molestamos bastante durante el viaje.
La comida estaba bastante bien para lo que se suele esperar de un avión, incluyendo mermelada Hero (fabricada en Alcantarilla, en un vuelo Milán-Osaka xD). Nosotros no conseguimos dormir demasiado, pero los japoneses que plagaban el vuelo (apenas había un par más de gaijins) no veas como sobaban. La mujer de al lado es que terminó tirada en los 3 asientos (no había nadie a su lado), pero antes posó para una foto como podréis ver.
Ryotaro, bajo los efectos de 2 Valium que le habían hecho de todo menos darle sueño, tuvo sus problemas en el baño, al no conseguir encontrar el botón de tirar de la cadena, y terminó pulsando varias veces el botón de llamar a las azafatas por si tienes problemas. Seguramente quería que alguien se la sujetara.
Algunas cosas más reseñables, quitando que estábamos ya cansados de tantas horas de viaje, como se puede apreciar en alguna foto, fueron que fr0d0 consiguió terminar su Sudoku brutal, descubrimos que con el wiimando se podía llamar a las azafatas (pobre Rika) dándole al que sería el “L de la SNES”, estuvimos viciando a la DS y a la PSP en ratito en multi (alguna japonesa vimos jugando a la DS por ahí) y descubrimos que la lista de canciones para escuchar no se correspondía con sus títulos (por ejemplo Ayumi Hamasaki era Luz Casal, y lo digo muy en serio).
Bueno, tras unas 26 horas de viaje por fin llegamos a nuestro destino, el aeropuerto de Kansas, pero eso ya entrará en la siguiente entrada del blog.
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