16 septiembre, 2006

Dia 13 - Oosaka y Koyasan

Bailando bajo la lluvia en Oosaka 3 Gaijines en la tierra del Dango
NO COMMENT Se dejo los straps en casa
Castillo de Oosaka NO COMMENT MOU IKKAI
Takoyaki + Fanta GrapePrimera cena Budista: mmmmmmFree Image Hosting at www.ImageShack.usFree Image Hosting at www.ImageShack.us Free Image Hosting at www.ImageShack.usFree Image Hosting at www.ImageShack.us
Al día siguiente íbamos a pasarnos a ver el templo que no pudimos entrar el día anterior, pero al estar lloviendo decidimos salir directamente a Osaka, que sólo íbamos a pasar una mañana allí. Fue una media hora oliendo a curry que se pasó rápido. El GPS (los GPS Japoneses son realmente brutales, excepto que te llaman demasiado mamonaku) nos llevó directamente al Osaka-jo que queríamos visitar, aparcamos justo al lado en un parking subterráneo en el que dejas el coche encima de una plataforma metálica, y así si no queda espacio pueden elevar los coches y meter otro debajo (el de arriba luego bajaba supuestamente haciendo una rampa). Por cierto, nos sablaron 1500 yenes por apenas 2 horas de parking, seguramente elegimos el más caro de toda la ciudad.
El Osaka-jo (Castillo de Osaka) no es el original, sino una reconstrucción, pero es fantástico. Está en un parque fantástico, rodeado por un foso con más agua que el Segura, con una entrada bastante espectacular. Antes de llegar al castillo propiamente dicho había una serie de tiendas con comida tradicional de Osaka y de recuerdos, donde te clavaban a base de bien. Terminamos comprando los tres unos stylus para la DS de New Super Mario Bros. Estaban las típicas figuras de madera para meter la cara y echarte la foto, y aunque la mitad de los personajes eran mujeres no les hicimos ascos para echarnos fotos con ellas, bastante graciosas (unas japonesas se jugaron a piedra, papel, tijera quien se ponía a hacer de hombre, XD).
Luego entramos al castillo, que al ser una reproducción, por dentro es como un museo que te va contando la historia del Osaka-jo, dividido en 8 plantas si no recuerdo mal. Lo que te aconsejaban era subir primero al mirador arriba del todo e ir bajando planta a planta. Las vistas desde el mirador eran impresionantes, aunque con la red para que no pudieras caerte no se podía ver del todo bien. Aunque la vista friki del día fue ver a una chica con al menos 20 straps en el móvil, incluyendo alguno de Naruto y demás, disimuladamente le echamos un par de fotos mientras ella hacía las suyas al paisaje.
Por desgracia en la mayor parte del castillo de Osaka no se podían echar fotos, así que poco podemos mostrar, pero estaba muy bien, con reproducciones de casi todo, videos explicativos (incluso algunos holográficos), objetos de la época, etc.Al salir del castillo pasamos por las tiendas de comida típica de Osaka y probamos el takoyaki (bolas rellenas de pulpo, estaban muy buenas, Neovan está todo enganchado a ellas, y a Ryotaro no le gustan pues odia el pulpo) y dango (un postre de arroz muy dulce, que estaban geniales también).
Como íbamos ya justos de tiempo para llegar a Koyasan a la hora de la cena (las 6, estos japoneses están locos) no vimos nada más de Osaka a parte de dar una vueltecita por la ciudad. Por cierto, no notamos nada extraño en el acento, ni en que hablen demasiado fuerte (aunque la dependienta de un conbini donde compramos los paraguas hablaba de una forma que se la podía escuchar a varias manzanas, y no se cansaba la chica, con cada cliente recitando otra vez lo mismo, “Ohayo Gozaimaaaaaaaaasu”, que pacientes que son).
Koyasan es un pueblo fundado por budistas perdido entre las montañas, rodeado de 8 picos como pétalos de loto, o eso pone en la historia que pudimos leer del lugar. La subida era verdaderamente brutal, ríete tu de los puertos de por aquí. Las carreteras eran estrechísimas y en muchos sitios no cabían dos coches ni de coña, a saber como conseguían subir los autobuses. Para colmo subimos lloviendo y con niebla, parecía que estuviéramos entrando en Silent Hill. Por suerte los japoneses habían puesto un espejo en cada curva, que facilitaba algo las cosas.
Tras 20 km interminables kilómetros de subida, llegamos a la civilización, con sus conbinis y sus selling machine en cada esquina. Fuimos directamente al Fukuchi Inn, pues ya casi se nos había pasado la hora de la cena. Sólo viendo la puerta ya flipamos con un enorme oni sosteniendo un farol. Dentro los jardines eran de película y los sirvientes eran en su mayoría estudiantes para monje budista, y eran excesivamente educados, saludándote mil veces cada vez que pasabas.
El interior era impresionante, pero casi mejor verlo en fotos que intentar describirlo, era un verdadero templo budista ligeramente reformado para albergar a clientes. Tenía lagos con carpas en el interior, onsen y algunos pasillos dignos de la mejor película de terror. La habitación era estupenda, de tatami con algunos objetos de arte y cuadros adornándola. Sólo llegar nos sirvieron nuestra primera cena en el Ryokan. Aquí conocimos por primera vez a Unten (U-un-ten, como ella nos corregía siempre), que sería nuestra sirvienta durante la mayor parte de los dos días. Nos sirvieron la cena en la habitación, en los típicas mesitas que salen en las pelis, con mil platos en cada mesita. Mientras estuviéramos en el Ryokan seguiríamos la dieta vegetariana budista, sin carne ni pescado (para disfrute particular de fr0d0, que odia todo tipo de vegetales sin discriminar ninguno).
Ya veréis algún video si podemos subirlo, para que apreciéis como eran las cenas y desayunos y como los servían. Después de cenar (esta primera cena estuvo bastante bien para lo que serían las siguientes) fuimos al Onsen a pegarnos un baño. Como Gaijins que somos entramos sin la toalla de mano que se suele usar en estos sitios para taparte las vergüenzas mientras te estés moviendo de un sitio a otro. Allí llegamos los tres machos ibéricos con toda la carne puesta en el asador, y la verdad algún japonés se molestó, aunque otros fueron comprensivos y nos preguntaron si éramos americanos (lo típico, en todos sitios nos confunden con americanos). Americajin janai fue la respuesta de Ryotaro. Tras relajarnos tras el agotador viaje de subida, volvimos a la habitación, donde ya nos habían montado los futones para dormir. Nos compramos unas botellitas de sake, y estuvimos charlando un buen rato sobre lo espectacular que el lugar antes de dormir. Esa jodida noche recibimos 3 putas llamadas, la primera a las 3 am de nuestro querido adrimaster, jodiendo la marrana, pues seguro que sabía que hora era y nos quería despertar. 1 hora después el padre de Neovan, que le importaba 3 pepinos la hora que fuera y quería saber si su hijo estaba bien. Y más tarde un colgado que no sabía ni donde llamaba y que quería conseguir unos gatos que Neovan ya había regalado. Fue la última noche que dejamos los móviles encendidos. Ya despiertos, y a las tantas de la noche, Ryotaro y Neovan se fueron al onsen (está 24 horas abierto) que relaja tanto que te entra un sueño impresionante. Y necesitábamos descansar para el día que nos esperaba.